domingo, 10 de abril de 2011

Amor y violencia en las familias

Amor y violencia en las familias Las relaciones de familia están vinculadas a través del amor, Cloé Madanes menciona que la línea entre amor y violencia es delgada, a veces las personas actúan de forma violenta bajo el nombre del amor, como los castigos, insultos, cuidados excesivos, exigencias etc. Son relaciones familiares que se repiten por generaciones o que tienen gran influencia dentro de la misma sobre las conductas violentas que tienen los miembros de la familia. [1] El problema se complica por que el amor implica intrusión, dominio, control y violencia, y por que se puede ejercer violencia en nombre del amor, la protección y la ayuda. Cuanto más intenso es el amor, más cerca se está de la violencia, en el sentido de posesividad intrusiva. De modo análogo, cuánto más apegados y dependientes somos respecto del objeto de nuestra violencia, más intensa es nuestra violencia.[2] Cloé Madanes explica 4 dimensiones de interacción familiar: el primero es que luchan para controlar tanto su propia vida como la de los demás, buscan satisfacer necesidades egoístas, la emoción compartida es el miedo, los problemas típicos en este sistema familiar son la delincuencia, abuso de drogas, problemas de conducta y comportamiento estrafalario. En este sistema familiar creo que sería importante revisar en los genosociogramas, revisar casos de delincuencia, adictos, expulsados de la familia, los niños y los papás podrían estar repitiendo o reparando situaciones de generaciones anteriores. El segundo sistema familiar engloba a las dificultades resultantes del deseo de ser amado, en este sistema familiar aparece la rivalidad, la discriminación, el auto egoísmo y los desacuerdos. La frustración y malestar son constantes. Los problemas típicos en este sistema familiar son los síntomas psicosomáticos, la depresión, angustia, fobias, desordenes en la alimentación, soledad. La emoción principal es el deseo. En este tipo de familias pareciera que los actos de violencia no son tan recurrentes, sin embargo están bajo el nombre del amor y los síntomas son recurrentes. Aparecen enfermedades crónicas por generaciones como diabetes, cáncer, etc. En ese sistema familiar aunque no aparecen actos violentos explícitamente, pueden estar los niños viviendo soledad o como el orden del amor no es el adecuado, pueden aparecer conductas de enojo por parte de los niños, surge en ellos la ira. Prefieren estar enojados que sentir tristeza por la soledad.[3] El tercer sistema familiar es cuando existe el deseo de amar y proteger a otros, y estos deseos generan intrusividad, posesividad, dominación y violencia. Existe la idea de castigar y amar por amo, la frustración es la principal emoción. Los problemas típicos en este sistema familiar son las amenazas e intentos de suicidios, malos tratos, desatención, culpa, obsesiones, berrinches, desórdenes del pensamiento. En este tipo de familias los niños reciben mal tratos en nombre del amor, como los aman, los castigan y maltratan. Los órdenes del amor entre padres e hijos están vinculados con la violencia. El cuarto sistema familiar Cloé Madanes explica que la cuestión principal es arrepentirse y perdonar, cuando los miembros de la familia se han infligido traumas, injusticias y violencia, las interacciones entre los miembros de la familia se caracterizan por el pesar el sentimiento, las mentiras, el secreto, el engaño, el aislamiento y la disociación. La vergüenza es la emoción principal en este tipo de familias. Los problemas típicos son el incesto, el abuso sexual, intento de asesinato, los actos sádicos. [4] A veces las relaciones de amor en las familias parecieran no muy claras, sin embargo si se hace un genosociograma del paciente seguramente existirán patrones de conducta o acontecimientos que se repitan cada tercera generación o por generaciones y con esta visión de Cloe Madanes sobre los fenómenos familiares, se puede hacer una revisión intrasistémica de estos. [1] Madanes, Cloé op.cit. [2] Madanes, Cloé, Sexo, Violencia y amor, Paidós, Barcelona, 1993, p 23. [3] Madanes, Cloé, op. Cit. [4] Madanes, Cloé, op.cit

La ira en los niños

La ira en los niños En la autorregulación del organismo, se considera al organismo completo en el aspecto cognitivo y físico. En el caso de los niños esto es muy diferente son conscientes de su mundo y de sus necesidades. El niño(a) se encuentra en una etapa de desarrollo tanto cognitivo, físico, de lenguaje y emocional, está adquiriendo habilidades, dependiendo de la etapa en la que se encuentre sus recursos serán limitados, entre más pequeños serán más sus limitaciones, insisto con esto, no quiero decir que el niño no se de cuenta de sus necesidades y que la energía evidentemente surge y el medio ambiente también influyen en su autorregulación. Violet Oaklander comenta que los niños tienen conductas de ira ya que en ocasiones no tienen las herramientas suficientes para expresar su descontento, simplemente avientan el plato de verduras, o le gritan a su mamá que los odia, porque no pueden decir que no se les antoja en ese momento comer esas verduras. La reacción de los padres es regañar al hijo y prohibir que vuelva a tener una actitud así, en ese momento sin entender bien a bien la prohibición, los niños que aún no tienen fortalecido el yo para tomar decisiones, introyectan que su actitud y emoción es mala que no la pueden hacer de nuevo y probablemente surge la culpa. Durante los primeros años de vida el niño absorbe muchos mensajes negativos ya que aún no puede decidir que es verdadero o falso para él:“[…]la emoción no expresada permanece dentro del niño como una roca, interfiriendo con un crecimiento sano”.[1] Las manifestaciones de la ira son diversas según Oaklander, explica que puede ser por retroflexión: cuando el niño se lastima a sí mismo, se arranca el cabello, se come las uñas, se quita las costras o dolores de cabeza o de estómago. O que deflecte: cuando el niño golpea, patea, da puñetazos, se siente bien por un momento, así que volverá a pegar para sentirse nuevamente bien, se queja grita, culpa a los demás, es cuando el niño un puede expresar el sentimiento auténtico y después de un tiempo hasta olvide el sentimiento pero su conducta continúa. Algunos niños proyectan su ira en los demás, e imaginan que los demás están enojados con ellos. Y pueden tener pesadillas de monstros horribles o pueden desviar la energía de enojo y sentirse poderosos y pueden llegar aprender fuego a distintas cosas. Otros niños evitan cualquier emoción y recurren a la fantasía, sueñan despiertos, en ocasiones temen tanto al poder de su ira interna que se muestran callados, retraídos o se muestran demasiado buenos y encantadores: “La mayoría de los síntomas y conductas que a la larga pueden traer a los niños a terapia, se relacionan directamente con la represión de la ira.” [2] Oaklander explica que las conductas que los niños presentan son una forma de expresar lo que son y lo que sienten, sin embargo, pueden llegar a ser conductas muy inapropiadas pero son para sobrevivir, conectarse con el medio ambiente e intentar satisfacer sus necesidades.[3] así como Joel Latner explica la autorregulación del organismo. Lo primero que Oaklander hace cuando un niño llega a terapia es ayudarlo a buscar la seguridad de sí mismo, lo ayuda a recordar, renovar y fortalecer aquello que tuvo pero por diferentes circunstancias parece haberlo perdido. […]a medida que sus sentidos despierten, que empiece a conocer de nuevo su cuerpo, que reconozca, acepte y exprese sus sentimientos sepultados; a medida que aprenda a usar su intelecto para tomar decisiones, verbalizar sus deseos, necesidades, pensamientos e ideas y hallar maneras sanas y gratificantes para satisfacer sus necesidades; a medida que aprenda quién es y acepte su singularidad, volverá a encontrar su legítimo camino de crecimiento.[4] Oaklander propone para trabajar con la ira 3 fases, la primera es hablar de la ira, ya sea dibujarla, tocarla con percusiones o cualquier instrumento que se les ocurra, moldearla con arcilla, contarla con cuentos o láminas de dibujos, cualquier técnica donde permita hablar sobre la ira. También menciona que es importante trabajar con los jóvenes las polaridades, ya que en ocasiones asusta las divisiones de nosotros mismos, causa confusión sentir ira sobre los seres queridos y así se trabaja que es normal tener sentimientos encontrados. La finalidad de hablar de la ira es que los niños y jóvenes ya no conecten con la conducta retroflectiva, proyectiva o deflectiva, lo que ocurre es que comienzan a tener conciencia de si mismos. En la segunda etapa: Oaklander explica que hay que ayudarle a los niños a tomar conciencia de la ira para que comiencen a sentirse completos en lugar de temer al sentimiento de la ira o que descargue la energía para lograr la satisfacción de manera desviada lastimándose o exponerse a situaciones de riesgo. Ayudarle al niño a aprender que la ira es un sentimiento natural del ser humano y que todos en algún momento llegamos a sentirla. La ira es de las emociones menos permitidas y mal vistas, por lo que no aceptan la ira de los niños así que no aprenden a expresar esta emoción. La última fase es la de elegir como expresar la ira, es importante incluir a la familia. Educar a la familia sobre la ira, sobre las repercusiones que tiene al reprimirla y sobre todo que entiendan lo difícil que es para los niños expresar la ira directamente. Que los padres puedan ayudar a sus hijos a expresar su ira, creo que marca la diferencia de ser un padre supresor a un padre que educa, que es asertivo a las necesidades del niño y no solo de alimento y vestido sino también sobre la parte emocional.[5] No es necesario llegar a conductas del niño extremas para llevarlo a terapia, si comenzamos a ver conductas agresivas o de enojo por muy pequeñas que sean es bueno llevarlo con un espcialista, quien nos puede orientar que hacer, entre mas fácil el problema, más fácil la solución. si los niños tienen conductas de autoagresión como arrancarse el pelo, comerse las uñas, quitarse costras son signos importantes que algo está sucediendo y algo le molesta al niño son señales muy importantes para pedir orientación psicológica. ser padre además de educar y satisfacer las necesidades del niño es tambien ser asertivo e identificar cualquier anomalia que ocurra. [1] Oaklander, Violet, El tesoro escondido, Cuatro vientos, Santiago de Chile,2008, p 85. [2] Ibid p 87. [3] Oaklander, Violet, op.cit [4] ibid, p 87. [5] Oaklander, Violet, op.cit

miércoles, 23 de marzo de 2011

El duelo en la infancia


El tema de la muerte por lo general es un tema muy complicado para hablarlo, ya que nos trae recuerdos dolorosos y el temor de nuestra propia muerte. Sin embargo, es un acontecimiento inevitable en nuestra vida. Vida y muerte siempre relacionadas. La muerte es nuestra única certeza y nuestro acto más íntimo.


Cuando una persona muere toda la familia se ve afectada, comienza una nueva restructuración dentro de la misma, se realizan diferentes rituales fúnebres, se reúne la familia , dialogan y se ponen de acuerdo de lo que harán (en el mejor de los casos) pero en ocasiones a los niños no se les hace partícipes, pareciera que quisiéramos protegerlos de algo tan dolorosos por lo que evitamos en la medida de lo posible que se enteren y que vean a la familia llorando, tristes, etc. Este aislamiento los niños lo pueden vivir como rechazo, además que causa angustia el no saber que es lo que ocurre, ver que todos lloran o que todos sus parientes están reunidos y el no forma parte de ello y no sabe que pasa. Y como el niño en todo momento necesita afecto, puede confundirlo como falta de afecto y causa mucha confusión en el niño.
Además que también extraña a la persona que murió sobre todo si es alguien cercano, como los abuelos, hermanos o padres.

Es importante incluir a los niños en todo el proceso de duelo de la familia, las reuniones, las ceremonias y rituales fúnebres, en la medida que se le hable al niño de la muerte y se le explique en término entendibles para él, disminuirá la angustia y en próximos cercamientos ante la muerte estará más tranquilo.

Existen varios casos clínicos donde las personas con enfermedades psiquiátricas, durante la infancia murió uno de los progenitores, o tuvieron una perdida familiar importante, se entiende que estos niños no tuvieron ayuda psicológica y no pudieron elaborar el duelo. Es por ello que es muy importante considerar llevar al niño a terapia para que pueda elaborar un duelo sano.
A veces cuando un niño no reacciona ante la muerte de un familiar, por el contrario, se porta bien, está tranquilo, juega, no llora, no hace berrinche, lo adultos piensan que lo tomó tan bien que el niño se porta muy tranquilo, es por lo que se confían y creen que el niño es maduro y por eso lo tomó así. Estas conductas no son propias de un duelo sano, es considerado un duelo patológico, él niño por naturaleza e instinto se sentirá desprotegido ante la muerte de un progenitor por lo que es normal y sano que lloré, haga berrinches y pida el regreso de alguno de ellos. Y así elaborar el duelo y pueda despedirse.

Otro punto importante en el duelo en la infancia es que como el niño está en proceso de desarrollo, emocional, cognitivo y físico, los niños elaboran duelos intermitentes, cuando tenga 6 años las dudas y creencias son muy diferentes a un niño de 8 años por lo que los padres deberán estar atentos de cualquier cambio en el comportamiento del niño para solicitar ayuda psicológica durante todo su desarrollo.

Y durante el duelo es crucial abrir canales de comunicación dentro de la familia, ya que por las características cognitivas del niño, a veces sienten que ellos son responsables de la muerte del familiar, se sienten culpables de no entender bien que pasa por lo que puede generar angustia. Así que si la familia se comunica, muestran sus sentimientos, los niños no se sentirán solos ante la perdida y entenderán que ellos no son culpables de lo sucedido. Podrán expresar sus sentimientos y conocer el de su familia, bajo el enfoque tanatológico la perdida de un ser querido puede traer también cosas buenas, un crecimiento personal, acercamiento con la familia.

viernes, 15 de octubre de 2010

Cuando llevar a un niño a terapia

Pedir ayuda no es reconocer que estamos mal en algo, pedir ayuda es ser asertivos con uno mismo, es identificar que algo está fallando, pero también es necesario saber con quien acudir, que pedir y que esperar de esa ayuda.

Normalmente cuando reconocemos que algo no está bien en nuestra vida comienza el sentimiento de vergüenza, desesperanza y una sensación que no hay solución a nuestros problemas, identificamos que los demás están mal pero es muy difícil y doloroso responsabilizarnos de nuestros actos y consecuencias. Además que identificar que tipo de ayuda necesitamos nos puede llevar al éxito o al fracaso al no encontrar la respuesta o ayuda en correspondencia a lo que necesitamos.

Y cuando se trata de pedir ayuda para nuestros hijos se vuelve doblemente complicado ya que no sólo es identificar que algo está pasando con nuestros hijos sino que como padres conlleva una responsabilidad directa de lo que está sucediendo con nuestros hijos.
En ocasiones los padres acuden con un terapeuta cuando las cosas ya están fuera de control, después de muchos años de malos ratos y frustraciones.
No hay que esperar a que el niño golpee a un compañero hasta sacarle sangre para acudir con un especialista. No es necesario que el niño haya reprobado el año escolar . No es necesario tocar fondo para pedir ayuda.
Las pequeñas conductas disruptivas que tienen los niños no es por que les guste ser así, no es por que se les ocurra en ese momento, son conductas de alerta, de auxilio de algo que está pasando en el niño. Algo está sucediendo en la vida del niño que no se siente bien, tal vez triste, desprotegido, angustiado que evidentemente él no sabe lo que le está pasando y comienza a tener conductas desafiantes, agresivas, impulsivas. Pero pensar que estas conductas son por que el niño quiere hacerlas por que si, es un grave error y las consecuencias a largo plazo son determinantes para el éxito o fracaso en su vida.
Entre más temprana sea la intervención más rápido será el tratamiento y será preventivo para las siguientes etapas de su desarrollo.

Signos de alerta para acudir con un especialista:

*El niño es torpe en sus actividades diarias (amarrarse las agujetas, abotonar su suéter, tropieza con facilidad, se le caen cosas)

*Es distraído, pierde cosas.

*Berrinchudo, se enoja con facilidad, explosivo, irritable, agresivo.

*En la escuela parece que no le gusta estudiar, se rehúsa a hacer la tarea.
*melindroso.

*Enuresis, encopresis (se orina o defeca en la ropa o dormido)

*Miedos excesivos (al coco, a la obscuridad, estar en el baño solo, los juegos, las fiestas).

*Dificultad para relacionarse con sus pares.

*Pareciera que no es muy afectivo

Son pequeñas conductas que la mayoría de los padres ignora, pensando que el niñ@ las hace para molestarlos, o por que le encanta reprobar en la escuela. Los niñ@s no son felices castigados, ni tampoco viviendo el fracaso constante en la escuela o en los deportes, a ellos también les gustaría ser felices y exitosos como los adultos, pero no pueden expresar sus necesidades o pedir ayuda como los adultos lo hacemos.

Pedir ayuda a tiempo, con las pequeñas señales que nos van dando los niñ@s benefician a todos ya que mejora y optimiza el potencial intelectual del niño, fortalece su autoetisma, fomentamos la seguridad e independencia del niñ@, los padres se vuelven asertivos y disfrutan su paternidad. La convivencia diaria se vuelve un disfrute, lleno de gratificaciones y recompensas y no la sensación de castigo y pesar.

lunes, 26 de julio de 2010

Vivir y educar con valores


En muchas ocasiones, existe entre los padres la duda o confusión de cual es el rol como padres, y el ejemplo que casi siempre tenemos de paternidad es la de nuestros propios padres, en muchas ocasiones pensamos en no cometer los mismos errores que nuestros padres y al final seguimos el mismo ejemplo de paternidad por que no sabemos otro método.aprendemos con el ejemplo.
Existen varias funciones dentro del rol de padres, que es satisfacer las necesidades básicas del niño, como alimento, ropa, educación, hogar, juego, y cariño, pero muchas veces se nos olvida la parte de los valores y es por que actualmente en nuestra sociedad los valores se han ido perdiendo poco a poco.
Dentro de la educación de los hijos es importante fomentar los valores, para poder formar seres humanos con principios con una actitud ante la vida ética lo que permitirá o facilitará que sean personas felices, autosuficientes, seguras de si mismos , con sus propias ideas y no sean un blanco fácil ante situaciones de riesgo dentro de la sociedad como el consumismo, abuso de drogas, actos antisociales como robos, fraudes, violencia, etc.
Y la mejor forma de enseñar valores es predicar con el ejemplo, antes de pedirles que practiquen los niños algún valor es importante que los niños ya lo hayan vivido en carne propia en casa, para que sean valores fáciles de practicar no se vuelvan una encomienda tortuosa ya que sólo los niños lo hacen mientras que los padres en muchas ocasiones hacen lo contrario.
Como regañar a los hijos por mentir, cuando ellos ven como sus padres mienten a los demás, esto por dar un ejemplo trivial.
Algunos valores son compromiso, empatía, honestidad, valor, igualdad, justicia, integridad, humor, paciencia, orgullo, tolerancia, respeto, lealtad, actitud de ayuda, cooperación.
Son valores muy complejos para explicar a un niño, sin embargo con muy fáciles de ejemplificarlos como decir: te acuerdas cando……. Eso se le llama empatía.
Además si comenzamos desde casa a practicar los valores, muy pronto se convertirá un espacio segurizante para los niños, lo que aumentara su autoestima y poco a poco ellos lo llevarán a la práctica tanto en casa, como en la escuela y amigos.

martes, 20 de julio de 2010

La música en nuestras vidas


Casi a todos nos gusta la música y como es una parte esencial de la vida diaria, casi todas las personas desarrollan una relación personal con ella.

En ocasiones la música nos calma, nos estimula, nos acompaña en la alegría y en la tristeza, nos introduce en cada emoción humana. Así tabien se ha demostrado en muchas investigaciones que la música trae beneficios, emocionales, socailes y de salud física, por lo que surge la musicoterapia.

“La músico terapia es el empleo de la música para alcanzar objetivos terapéuticos: la recuperación, la conservación, y la mejoría de la salud mental y física” National Association for music therapy.
Pero en este caso no profundizaré sobre el tema, solo lo traigo a colación para poder utilizar la música no sólo como acompañante en nuestro camino a la escuela, al trabajo, en las fiestas o reuniones.

También el uso de la música antes de dormir, en el momento de hacer la tarea o en el juego con los hijos nos puede traer grandes beneficios.

La cuestión es saber que música escuchar en cada momento, la mayoría de nosotros o por lo menos en m i caso no tuvimos acceso a la música clásica, instrumental, ambiental y por lo tanto nos parece aburrida. Sin embargo, es difícil poder elaborar un juicio si no hemos tenido acceso a ella . La mayoría de las veces ya sea en terapia, en la clase de yoga, o fuera del consultorio, que les pregunto a los niños si quieren escuchar música y les sugiero música clásica, de inmediato viene la negativa a mi propuesta, por lo que termino negociando con ellos 5 minutos de música clásica y 10 minutos de Michael Jackson o Britney Spears y al final los niños se dan cuenta que la mayoría de la música clásica que les pongo la conocen ya que la han escuchado en caricaturas, películas, comerciales y que esa música les gusta. Después de varias veces que les pongo música clásica , comienzan a pedir más, comienzan a identificar instrumentos, a preguntar por los músicos, y comienzan a tener sus partes o canciones favoritas. Es cuestión de atreverse y mostrarles nueva música.

No sólo existe la música clásica también podemos mostrar a los niños música instrumental, ambiental, étnica, el objetivo es poder mostrar la gran diversidad de música que existe en el mundo. Y así comenzarán a pedir diferentes tipos de música para cada momento que ellos deseen y necesiten , y con esto no quiero decir que la música de Michael Jakson sea buena o mala, simplemente ampliar el panorama de los niños en cuanto a la música se refiere.

Los niños escogerán la música que mas les apetece escuchar, y esto dependerá de su estado de ánimo y de lo que vayan a hacer (tarea, cocinar, manualidades, dormir) , no se trata de imponer , sino de mostrar a los niños la hermosa diversidad de música que existe en el mundo.