domingo, 10 de abril de 2011

La ira en los niños

La ira en los niños En la autorregulación del organismo, se considera al organismo completo en el aspecto cognitivo y físico. En el caso de los niños esto es muy diferente son conscientes de su mundo y de sus necesidades. El niño(a) se encuentra en una etapa de desarrollo tanto cognitivo, físico, de lenguaje y emocional, está adquiriendo habilidades, dependiendo de la etapa en la que se encuentre sus recursos serán limitados, entre más pequeños serán más sus limitaciones, insisto con esto, no quiero decir que el niño no se de cuenta de sus necesidades y que la energía evidentemente surge y el medio ambiente también influyen en su autorregulación. Violet Oaklander comenta que los niños tienen conductas de ira ya que en ocasiones no tienen las herramientas suficientes para expresar su descontento, simplemente avientan el plato de verduras, o le gritan a su mamá que los odia, porque no pueden decir que no se les antoja en ese momento comer esas verduras. La reacción de los padres es regañar al hijo y prohibir que vuelva a tener una actitud así, en ese momento sin entender bien a bien la prohibición, los niños que aún no tienen fortalecido el yo para tomar decisiones, introyectan que su actitud y emoción es mala que no la pueden hacer de nuevo y probablemente surge la culpa. Durante los primeros años de vida el niño absorbe muchos mensajes negativos ya que aún no puede decidir que es verdadero o falso para él:“[…]la emoción no expresada permanece dentro del niño como una roca, interfiriendo con un crecimiento sano”.[1] Las manifestaciones de la ira son diversas según Oaklander, explica que puede ser por retroflexión: cuando el niño se lastima a sí mismo, se arranca el cabello, se come las uñas, se quita las costras o dolores de cabeza o de estómago. O que deflecte: cuando el niño golpea, patea, da puñetazos, se siente bien por un momento, así que volverá a pegar para sentirse nuevamente bien, se queja grita, culpa a los demás, es cuando el niño un puede expresar el sentimiento auténtico y después de un tiempo hasta olvide el sentimiento pero su conducta continúa. Algunos niños proyectan su ira en los demás, e imaginan que los demás están enojados con ellos. Y pueden tener pesadillas de monstros horribles o pueden desviar la energía de enojo y sentirse poderosos y pueden llegar aprender fuego a distintas cosas. Otros niños evitan cualquier emoción y recurren a la fantasía, sueñan despiertos, en ocasiones temen tanto al poder de su ira interna que se muestran callados, retraídos o se muestran demasiado buenos y encantadores: “La mayoría de los síntomas y conductas que a la larga pueden traer a los niños a terapia, se relacionan directamente con la represión de la ira.” [2] Oaklander explica que las conductas que los niños presentan son una forma de expresar lo que son y lo que sienten, sin embargo, pueden llegar a ser conductas muy inapropiadas pero son para sobrevivir, conectarse con el medio ambiente e intentar satisfacer sus necesidades.[3] así como Joel Latner explica la autorregulación del organismo. Lo primero que Oaklander hace cuando un niño llega a terapia es ayudarlo a buscar la seguridad de sí mismo, lo ayuda a recordar, renovar y fortalecer aquello que tuvo pero por diferentes circunstancias parece haberlo perdido. […]a medida que sus sentidos despierten, que empiece a conocer de nuevo su cuerpo, que reconozca, acepte y exprese sus sentimientos sepultados; a medida que aprenda a usar su intelecto para tomar decisiones, verbalizar sus deseos, necesidades, pensamientos e ideas y hallar maneras sanas y gratificantes para satisfacer sus necesidades; a medida que aprenda quién es y acepte su singularidad, volverá a encontrar su legítimo camino de crecimiento.[4] Oaklander propone para trabajar con la ira 3 fases, la primera es hablar de la ira, ya sea dibujarla, tocarla con percusiones o cualquier instrumento que se les ocurra, moldearla con arcilla, contarla con cuentos o láminas de dibujos, cualquier técnica donde permita hablar sobre la ira. También menciona que es importante trabajar con los jóvenes las polaridades, ya que en ocasiones asusta las divisiones de nosotros mismos, causa confusión sentir ira sobre los seres queridos y así se trabaja que es normal tener sentimientos encontrados. La finalidad de hablar de la ira es que los niños y jóvenes ya no conecten con la conducta retroflectiva, proyectiva o deflectiva, lo que ocurre es que comienzan a tener conciencia de si mismos. En la segunda etapa: Oaklander explica que hay que ayudarle a los niños a tomar conciencia de la ira para que comiencen a sentirse completos en lugar de temer al sentimiento de la ira o que descargue la energía para lograr la satisfacción de manera desviada lastimándose o exponerse a situaciones de riesgo. Ayudarle al niño a aprender que la ira es un sentimiento natural del ser humano y que todos en algún momento llegamos a sentirla. La ira es de las emociones menos permitidas y mal vistas, por lo que no aceptan la ira de los niños así que no aprenden a expresar esta emoción. La última fase es la de elegir como expresar la ira, es importante incluir a la familia. Educar a la familia sobre la ira, sobre las repercusiones que tiene al reprimirla y sobre todo que entiendan lo difícil que es para los niños expresar la ira directamente. Que los padres puedan ayudar a sus hijos a expresar su ira, creo que marca la diferencia de ser un padre supresor a un padre que educa, que es asertivo a las necesidades del niño y no solo de alimento y vestido sino también sobre la parte emocional.[5] No es necesario llegar a conductas del niño extremas para llevarlo a terapia, si comenzamos a ver conductas agresivas o de enojo por muy pequeñas que sean es bueno llevarlo con un espcialista, quien nos puede orientar que hacer, entre mas fácil el problema, más fácil la solución. si los niños tienen conductas de autoagresión como arrancarse el pelo, comerse las uñas, quitarse costras son signos importantes que algo está sucediendo y algo le molesta al niño son señales muy importantes para pedir orientación psicológica. ser padre además de educar y satisfacer las necesidades del niño es tambien ser asertivo e identificar cualquier anomalia que ocurra. [1] Oaklander, Violet, El tesoro escondido, Cuatro vientos, Santiago de Chile,2008, p 85. [2] Ibid p 87. [3] Oaklander, Violet, op.cit [4] ibid, p 87. [5] Oaklander, Violet, op.cit

No hay comentarios:

Publicar un comentario